Francesco Bernardone, más conocido por el mundo como San Francisco de Asís, dejó este mundo terrenal hace 781 años. Según algunos teólogos, es "el hombre que más se ha identificado con Cristo". A medida que Francisco profundizaba su fe y la forjaba en una expresión concreta, encuentró el rechazo, la ironía y a veces el odio: Incluso su padre reniega de él y lo humilla ante el Obispo de Asís, por que Francisco quería repartir la fortuna familiar con los más pobres. Sus vecinos se burlan constantemente de él, ya que no podían entender que el hijo de un gran empresario textil, con un futuro lleno de esplendor, destinara su tiempo a cuidar a los más necesitados en vez de estar disfrutando de fiestas y banquetes. Abandonado por todos, Francisco logró hacer suyo el aspecto de Cristo en la Cruz. Revivió en sí mismo la experiencia dolorosa del aparente abandono de Dios, convirtiéndose así en el perfecto imitador de Cristo en la desnudez y desamparo del Gólgota.
¿Es esto el fracaso? Lo es al menos en apariencia. Y en momentos como este es donde todo cristiano se relaciona con las tentaciones del abatimiento y del abandono. Francisco vivió la noche de la fe en el sentimiento de la impotencia aparentemente insuperable. Permaneció fiel y abierto a los sucesos que precisaron y fortalecieron su fe, y a con gran amor realizó las obras, cada vez más difíciles, que este don exigía.
Muchos de sus amigos, héroes de las cruzadas e hijos de las familias más acomodadas de Asís, se reían sin parar de las hermosas "locuras" de Francisco: veían con incredulidad y asombro, como entregaba todos sus bienes a los más humildes, la renuncia a todos sus privilegios para estar al servicio de Dios, el ímpetu en el amor a cada criatura creada por Dios, y lo observaban a la distancia como era feliz junto a su amada hermana pobreza. Estos jóvenes testigos de la transformación de Francisco, comenzaron a convertir su corazón y terminaron siguiendo al "loco de Asis", y uno a uno dejaron su vida mundana y lo ayudaron a cumplir una de las primeras tareas encomendadas por el Padre: Reconstruir La Iglesia de San Damián.
Son miles las historias y anécdotas que se pueden contar sobre San Francisco, todas llenas de fe, amor y humildad. Para mi su testimonio de vida ha sido muy importante , y ¡NO PORQUE SEA EL SANTO DE LOS ANIMALES!, como dijo mi amigo José el otro día.
Lamentablemente estos días he tenido que lidiar con la hermana depresión (como diría Francisco): la pena y el llanto han sido mis grandes compañeros. Gracias a Dios, he contado con el apoyo de cuatro personas fundamentales en mi vida, una de ellas, mi amigo Rodrigo, quien con toda la naturalidad del mundo me dijo "Tenís pena, mira la cruz, pero mírala bien". A su vez mi amigo Ignacio me recordó que la cruz no debo cargarla sola, que el Padre me va a ayudar a pasar los tragos difíciles de la vida. Francisco hizo todo eso, sólo escuchando y obedeciando la voz del Padre. En estos momentos tu imagen adquiere más fuerza, mi Pancho! Te veo ese 3 de octubre aproximadamente a las 15:00 hrs, recibiendo a la hermana muerte con inmenso amor, gran dulzura. Así te despedías de este mundo. Estabas casi ciego, pobre, sufriendo en tu propio cuerpo el dolor que padeció Cristo a través de los estigmas, pero nunca perdiste la alegría,la inocencia y el deseo de contarle a todo el mundo el inmenso amor que Dios nos tenía, con esta linda frase "Al amor que te lleva, no le preguntes dónde va".
Aunque te fuiste de la vida terrenal el día 3, tu onomástico se celebra en todo el mundo el 4 de octubre, día en que fuiste canonizado. Y quiero decirte con todo el corazón, ¡Feliz día, Mi querido hermano Panchito!. Y quienes tienen el honor de llamarse Francisco, deben sentirse muy orgullosos por llevar el nombre de este ser maravilloso.
Si Dios me concede algún día el privilegio de ser madre, no duden que en unos años más verán revoloteando por algún lugar, a mi hijo Francisco.
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;ser amado, como amar.
Porque es:Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
Con cariño
Graciela
GMY