Desde muy pequeñas construimos en nuestra mente, la imagen de ese ser maravilloso, ideal, que cumple con miles de requisitos: alto,rubio o moreno, musculoso, con poncherita, bonito, protector, caballero, tierno, comprensivo y muy inteligente, que nos va a hacer inmensamente felices, a quienes vamos a amar eternamente (dependiendo del gusto de cada una) . Y asi se nos pasa la vida, con la esperanza de tropezarnos en cualquier momento, en cualquier lugar, con ese ser de otro planeta.
En mi caso, he encontrado príncipes (en distintas etapas de mi vida), que comienzan siendo azules, pero con el tiempo, sus bellos trajes se opacaron, convirtiendose en grises pajes.No es que ellos sean malas personas, al contrario, son seres que guardo en el corazón con mucho cariño, sino que estaba tan obstinada en que la imagen mental creada en mi cabeza, que me empeñaba en que esas personitas calzaran perfectamente en un molde. A lo mejor, también para ellos, en un principio, he sido la princesa rosada y termino transformada en la bruja del cuento.
Las que tuvimos una infancia llena de colores, caballeros y duendes, con el armario lleno de trajes de princesas, reinas y hadas, recordarán que había otra historia, que no era tan conocida: la de la princesa que besaba a la rana. El final se lo saben: la rana en el fondo es el mas lindo y dulce de los principes. ¿Por qué no nos contaban esa historia un poquito más a menudo? Tampoco quiero andar besando mil ranas, y cantar como el gran Sabina "y me envenenan los besos que voy dando" y generar otro estereotipo que no existe.
En estos días de reposo obligado, me he dado cuenta de que no tengo que andar buscando nada, todo se da por añadidura. Y tengo mi corazón limpio, sano y preparado para el próximo viaje. No sé si quién me espera, doblando la esquina, para acompañar mis pasos en esta aventura impredecible llamada vida: ¿Será la Rana René, el príncipe encantador, un chico recio con corazón de oro, o un ser noble y bondadoso (que puede estar más cerca de lo que una cree)?
!Que por impaciente ya he cometido demasiados errores!.
Queridos amigos: A pesar de los pesares, no quiero dejar de creer en los finales felices. Seguiré siendo soñadora e ilusa hasta el final, con la dosis de paciencia necesaria.